Anoche, los gatos renunciaron a la luna
anoche, no quise saber nada
anoche, esperaba un atardecer
con sed y porcelana
anoche no volvió
ni para despedirse de los mundos
ni con cuarenta cascabeles
ni con cuarenta colgados en el techo
quebrantándose en Saturno
esos que se colgaban en mis brazos
que se tatuaban en Selene
sólo anoche escuché sed y porcelana
sin gatos ni rugidos
sin telarañas de felinos
o cojos de centallas
Tal vez eso me faltaba
centellas y telarañas
sin sed ni porcelana
sin franquistas ni hojalatas
así empecé, así y… nada más
amando lo contrario
¡porque no se puede amar a lo contrario!
¿por qué yo si pude conseguirlo?
¿porqué miraba a luna a media luz de un foco?
si alguna vez lo supe nunca se los dije
nunca se lo conté a los gatos
ni al sol menguante de medio día
ni a los felinos ni calaveras
ni siquiera a las neuronas o revoluciones
ni a la sed ni porcelana
ni sed ni porcelana
Y continué sin cascabeles
sin nervios de papel o minutos a media luz
sin sed ni porcelana
sin amar a lo contrario
y todo lo de abajo
y a la sed en mis pupilas
a los gatos que ensayaba
sí, los gatos
sin la luna
sin sed ni porcelana
ni sed ni porcelana